viernes, 25 de noviembre de 2011

Acta Trime XI

Ya dice el dicho, más vale tarde que nunca…

Érase una vez que unos amigos se juntaron en Donosti en el día del señor del 29 de septiembre de 2011 para celebrar una vez más una deliciosa velada Trimera. Intentaré ser fiel a los hechos que allí sucedieron y los cuales pasaré a relataros a continuación.

La hora y lugar de quedada fueron las 20:00 en el Garagar. Los trimeros llegaron puntuales a su cita (Lasa, Carlos, Mario, Keny, Aitor, Juan y Diego). Unos en coche, otros en tren, otros en moto, otros a pata, otros por el bide gorri que hizo el calvo de la lotería. Todos bien arregladitos, meados y cagados de casa. Bueno, todos menos uno, del que ya daremos detalles más adelante. Algo raro se respiraba en el ambiente, que presagiaba que se iban a producir acontecimientos extraños a lo largo de la misma. Tras los saludos iniciales, los gentiles muchachos se pusieron a los suyo, es decir, a beber. El ritmo empezó bien, se sucedían los vasos con zumo de lúpulo elemento a cascoporro. Tal fue el ansia tragadora, que a nuestro querido Mario le entro un subidón etílico del que le costó recuperarse el resto de la noche.

Como a buen bebedor con una barra basta, no se movieron del sitio para probar otros ambientes. Se decidió darlo todo en el Garagar y que no les quitasen el sitio privilegiado en el que continuaban deleitándose con cervezas de todos los colores. Una vez agotados los barriles del Garagar, las tropas decidieron emigrar y marcharse a donde sería el lugar del ágape. (Gandarias)

En la alegre Kalegira hasta el restaurante se respiraba un ambiente de duda y nerviosismo, esperando a ver si Balda conseguía hacer la de Houdini y se les presentaba a última hora, con energías renovadas y con el objetivo de beberse hasta los posos de las botellas de vino de la cena. Al ver que no daba signos de vida, la tropa se tuvo que resignar a no contar con el reciente padre y se decidió en su honor dejar su vajilla y copas vacías, no sin antes amenazar a la camarera con cortarle el brazo si tocaba el plato y copas reservados al querido amigo ausente. Se comprobó, tristemente, que tampoco su amigo Gorro estaba esperándole en el restaurante, ya que se había ido a Corea con su mujer, al parecer, tras enterarse de la movida que se avecinaba…

A continuación detalle del contubernio:
  • 2 Ensaladas Gandarias
  • 1 Ración de Guindillas
  • 2 Raciones de Hongos plancha
  • 2 Txuletas de vaca vieja
  • 1 Cogote de merluza
  • 1 Chipirones plancha
  • 5 Tartas de queso acompañados de bola de helado
  • 1 Mousse de Chocolate
  • 1 ración de queso idiazabal
  • 1 ronda de cafés
Todo ello acompañado de Piérola Crianza y agua para enjuagarse…
La cena a 49,64 € por persona

Según se iban sucediendo los platos, la gente hablaba animosamente pero, esta vez, sin altercados mayores. No se discutió ni del funcionariado, ni de política, ni de futbol. A los postres Mario decidió poner a prueba a la camarera (Ane), que tan bien nos había atendido hasta ese momento, para risa y sorna del personal. Tuvieron una charla metafísica sobre el chocolate de los postres a disposición del personal que no la entenderían ni los mejores doctores de filosofía del mundo. Me comentan que se va a hacer un simposio el año que viene en el Palacio de Ayete, durante los de cursos de verano de la universidad, para tratar el tema. Ya en la sobremesa, Keny se despidió del grupo, no sin pena, y agradeciendo la buena velada disfrutada.

Tras la marcha de Keny, y tras un poco más de tertulia, se decidió poner fin a la cena, tras lo cual el personal se dirigió a tomarse un digestivo (copazo) al cercano bar “Sin Número”. En este momento se produce el primer incidente de la noche. No se sabe qué clase de juegos estuvieron realizando durante la noche Carlos y Keny con las chupas y las llaves, las llaves y las chupas, que al final las llaves de Carlos acabaron en la chupa de Keny rumbo al Reino de Navarra. Tras darse cuenta Carlos, se avisó con urgencia al ladrón de las llaves para que diera media vuelta. A la velocidad que suele conducir el susodicho, y teniendo en cuenta los diez minutos pasados desde que Kany abandonó el lugar y se echó en falta las llaves, se estima que, por lo menos, el conductor estaba ya poniéndose el pijama.

Tras arreglar el entuerto de las llaves, la gente, esta vez sin mayores sobresaltos, se dirigió a reclamar sus Gin&Tonics, teniendo la difícil tarea de tener que elegir entre unas 150 diferentes clases diferentes de Ginebras. Tras pedir los consumibles, la muchachada se puso a bailar con el personal, haciendo amagos tristes por entablar conversación con algunas chavalotas (pero sólo para pasar el rato, eh? No vayan las mujeres de la cuadrilla pensar mal…) Como podréis imaginar mis queridos lectores, el repertorio lamentable de pasos de baile, más parecido a convulsiones y estertores de muerte, acabó convenciendo al personal femenino del lugar que, o bien, se encontraba frente a una panda de gilipollas, o se trataba de una promoción de la nueva temporada de “Walking Dead”.

Estando en esto, Aitor, utilizando el arte milenario ninja de desaparición, se teletransportó al exterior del bar, en el que ya permanecía Carlos, pendiente de la vuelta ladrón de sus llaves, y de allí a su casa!! Según se enteró la gente al salir, le debieron entrar unas ganas inaguantables de irse de varetas. (Desde el comité organizativo trimero, queremos recordar a la gente que vaya a las Trimes meado y cagado de casa)

Tras la rajada de Aitor, el grupo decidió un cambio de aires y se dirigió hacia el Zikuta con ánimos algo apagados por la marcha del ser querido. Esta baja inesperada dejó tocada la moral de las tropas, que tras acabar su trago en el bar, decidieron separase en 2 grupos, unos para irse a casa, y el de los últimos mohicanos (Juan y Diego) para dirigirse al Ostadar a visitar al calvo U2sero y a dar el resto. Se cerró el bar, como no iba a ser menos, pero tras comprobar que no andaba mucha vasca por la noche donostiarra se optó por retirarse en un taxi para casa. En esta última etapa se produjo el tercer expediente X de la noche, al dejarse Diego el móvil en el taxi que les condujo a Andoain, y al darse cuenta, llamó a su móvil desde el de Juan, para poder indicar al taxista que lo dejara en las dependencias de los munipas donostiarras. Al día siguiente Mario lo recuperó sin problemas de las garras de sus colegas, quedando el círculo cerrado y dando la trime por finiquitada.

Aprovecho el momento para, en el caso de que haya queja por la tardanza en la publicación del acta, irse a Kagar. (Pongo plano detallado por si alguno necesitara más información de cómo llegar)